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Diferencias entre los televisores de plasma y LCD

Diferencias televisores plasma y LCD

En el mercado existen diversos sistemas de TV, pero hoy vamos a enfocarnos en dos de los principales: los televisores de plasma y los LCD. Vamos a ver qué diferencias hay entre estas dos tecnologías que tanto os sonarán, ¿verdad?

Televisores de plasma

El plasma es un estado de la materia similar la gaseoso, pero con una cierta carga eléctrica en su estructura. Basándose en ese principio funcionan los televisores de plasma, una de las primeras tecnologías que aparecieron con los televisores de pantalla plana.

Su funcionamiento consiste en un panel con miles de “capsulas” repartidas a modo de cuadrícula ubicadas entre dos paneles de vidrio. En esa cámara se hace circular un gas, momento en el cual se aplica una corriente eléctrica que convierte esta materia en plasma. En ese momento las “capsulas” emiten una luz, lo que al final será la imagen que veamos en la TV. Cabe destacar cómo cada una de esas cápsulas realmente es un pixel, por lo que teniendo en cuenta que el funcionamiento de cada uno es independiente de los anexos la franja de colores que se puede alcanzar es enorme, dando como resultado una calidad de imagen muy superior a la convencional.

La frecuencia de actualización de la pantalla es muy elevada, quedando en un promedio de 600 mhz, por lo que se evitan las posibles repeticiones de imágenes que podían darse antaño. Además de ello es una tecnología barata en comparación con otras como el LED. Ahora bien, si bien el consumo no es excesivo sí supera en un 25% a las pantallas LCD. También tienen el problema de que al contar con una pantalla de vidrio los reflejos pueden ser considerables.

Televisores LCD

Los televisores LCD tienen una pantalla retroiluminada; es decir, que debe haber un punto de luz fijo. La pantalla se basa en un cristal líquido que se distribuye de manera cuadricular en pequeños fragmentos. Estos trocitos de cristal son enfocados por la luz fija (que suele ser de fluorescentes) y el resultado filtrado por capas de color primario (rojo, verde, azul), formando así cualquier combinación de colores posible; y por ende cualquier imagen.

Se trata de una tecnología que ofrece una nitidez asombrosa, mayor a lo que podríamos encontrarnos en un sistema de plasma, además de que en el mercado existe una mayor oferta de tamaños, adecuándose a todas las necesidades. La vida útil de este tipo de televisores ronda los 25 o 30 años.

Ahora bien, no todo iban a ser buenas noticias, puesto que este tipo de televisores tienen un menor contraste en comparación con los LED y su frecuencia de emisión no es muy elevada, pudiendo aparecer el famoso “efecto fantasma” (que una imagen proyectada se duplique).

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